Que cante mi gente

Por: Medardo Arias Satizábal
Siempre tuve el sueño de tener a Eddie Palmieri con La Perfecta en Cali, y éste se hizo realidad en la pasada feria, cuando cerca de cincuenta mil personas corearon -para sorpresa de Palmieri- canciones de los 60 y 70, en el Parque de la Música.
Cada salida a tarima del Maestro, tiene un costo de US$35.000, por lo que en Estados Unidos y Europa está reservado a los grandes teatros, donde un boleto tiene un costo de 25 Euros, o US$35, como ocurrió en la última aparición de esta orquesta en el teatro Bushnell de Hartford, Connecticut.
Así que lo que acaba de ocurrir en Cali fue histórico, todo un privilegio para el pueblo, sin distingos, este poder bailar a campo abierto y bajo las estrellas, sin pagar un solo peso, con una de las orquestas decanas del fenómeno musical Salsa.
El Alcalde, así como la dirección de Corfecali, y la oficina de Prensa a cargo de Isabella Prieto Bernardi, pusieron un punto muy alto en esta celebración que por primera vez se muestra gratuita en un 90%. La feria se había convertido en un asunto de los clubes, los grandes hoteles y las carísimas casetas, sin ninguna opción para los estratos de menores recursos. Cali bailó no solamente con La Perfecta, sino con la Spanish Harlem Orchestra, el Septeto Nacional de Cuba, el Gran Combo de Puerto Rico, Guayacán, el Grupo Niche, entre otros, así en el norte como en Aguablanca.
El Salsódromo mostró progresos en esta última versión, aunque, en el camino, deberá aceptar críticas y mejorar. Pude estar ahí, invitado por RCN para su transmisión internacional, junto a Guillermo García Jaramillo y Julio Mendoza. Es plausible la vinculación de los artesanos de Pasto a la elaboración de las carrozas, género en el cual Nariño no tiene igual. Sin embargo, es menester realizar una preselección de los bailarines de las diferentes comunas, pues aunque algunos niños son ya estrellas del espectáculo, no es prudente someterlos a esta larga jornada de baile sobre pavimento, sin zapatos adecuados. Vi niñas, y también bailarinas veteranas, haciendo lo posible sobre tacones. En Cali ha surgido una gran industria de la Salsa hoy, y son centenares las modistas de los barrios, los zapateros, las diseñadoras, que se ocupan de elaborar vistosos vestuarios. Pero, ni el Nureyev de la Salsa puede bailar sobre pavimento con zapatos no adecuados. Ojo a esta observación.
De otro lado, el Alcalde descubrió la Salsa como una cantera para hacer política, lo cual le granjea hoy muchos seguidores, pero debe bajarle el volumen al protagonismo, pues su aparición en los actos públicos e intervenciones entre orquesta y orquesta, resultan excesivos. Los reporteros de la ciudad, avezados en esta lides, lo pusieron a tirar paso cada vez que lo encontraron. El punto es que este alcalde sabe de qué habla cuando se refiere a música cubana y en asuntos de Salsa está bastante enterado.
Cali aplaudió también la reaparición de Wilson Saoco en la inauguración de la Feria en el estadio, pero éste por poco echa a perder el aplauso de los caleños cuando criticó a los músicos ‘extranjeros’ que vienen a la ciudad para ser acompañados por músicos locales. Con su hermano Hermes ha logrado conformar una especie de Fania caleña, con virtuosos en cada instrumento, pero no por ello debe llamarse a comparaciones odiosas. Las orquestas locales tienen su estilo, su tradición, pero a La Perfecta lo que es de la Perfecta. En esto no podemos llamarnos a equivocaciones. El afinque, la sonoridad, no se pueden borrar de un plumazo.
Cali al fin ha aceptado, sin complejos, ser una ciudad culturalmente salsera y esto, bien llevado, puede traer, unido a la seguridad, muchos más turistas cada año, de la misma manera que Brasil atrae con su Sambódromo en carnaval. La empresa de espectáculos ‘Delirio’ es un ejemplo de lo que se puede hacer desde la Salsa hacia el mundo, y con ella otras iniciativas de la ciudad que reconocen ya ese buen camino hacia perspectivas mayores, desde el baile y la música.

Fuente: elpais.com.co

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